- Área: 250 m²
- Año: 2017
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Fotografías:Lorena Darquea
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Proveedores: Herman Miller, Ladesa, Ternium Multytecho, Vidrios Chapultepec, Vitra
LEAP Laboratorio en Arquitectura Progresiva es una firma de arquitectura que trabaja desde CDMX y Guadalajara, desde el año 2001 y tiene un nuevo espacio de trabajo. La casa donde su espacio creativo fue construido es en el jardín de una casa de 40 años de antigüedad, la cual se encuentra un par de terrenos al norte
de las oficinas principales de MTQ, empresa líder en el sector de la construcción y que ha sido un socio estratégico de LEAP desde un inicio. Cuando la propiedad salió al mercado inmobiliario fue una opción natural adquirirla dada la ubicación a unos cuantos metros de nuestro socio. La casa siempre había sido usada como residencia privada y cuenta con un jardín posterior de tamaño medio con terraza. El proyecto de adecuación recicló las habitaciones en la planta alta como espacios de oficinas privados, los espacios públicos de planta baja se transformaron en la
nueva sala de juntas, recepción y lobby. En el jardín posterior se construyó una nueva caja metálica negra, es el espacio de taller donde los proyectos de arquitectura se desarrollan.
La casa está claramente dividida en dos componentes complementarios, el primer cuerpo es para las funciones administrativas y se diseñó como un espacio convencional de oficina. El segundo componente es para las tareas creativas, una caja de ideas, un espacio donde los proyectos nacen, se discuten, se destilan y se condensan en realidades a través de la arquitectura. Uno de los principales retos que impone la interpretación de dos cuerpos diferenciados trabajando en coordinación es cómo negociar la diferencia y conectar ambos componentes. La
solución fue crear un pasaje especular, un estrecho pasillo con espejos negros en los cuales el usuario se ve reflejado a sí mismo en un oscuro infinito de imágenes, el pasaje ayuda a cambiar el estado mental de las actividades administrativas a un estado de mente creativo, es un espacio liminal, un agujero de conejo después del
cual una realidad diferente espera. Una vez que el usuario ha pasado al otro lado de los espejos, se confronta a una caja negra, un volumen platónico sin ventanas aparentes o puertas, una celosía metálica que se percibe sólida vela el espacio de trabajo que hay detrás. El taller es un espacio libre, iluminado naturalmente a través de la celosía, la luz es matizada y genera un ambiente amable al uso de las computadoras, dos grandes mesas dividen el espacio en tres áreas interconectadas, en la parte posterior un espacio privado aloja el área creativa de los directores.